Hablemos del pollo, concretamente del Pollo Asado, sobre todo porque os vamos a dejar una receta para chuparos los dedos.
Tal vez te estés preguntado si el pollo asado es algo actual o bien sus orígenes se remontan a una cultura anterior a la nuestra.
Pues bien, se tiene constancia del pollo como animal de corral ya en el Neolítico, concretamente en el cambio de la sociedad cazadora-recolectora a agricultora-ganadera. Las primeras gallinas domesticadas provienen de la India, hace más de 4.000 años.
Como ya lo fue la miel, que lo tratamos en un artículo anterior, el pollo es traído e introducido en Europa desde China.
En Egipto (unos 1.500 a.C) existían avicultores como se ha descubierto a través de los relieves y las pinturas en las pirámides, desde donde César también lo llevaría a Roma como se puede leer en tratados gastronómicos romanos de hace más de 2.000 años.
Durante el Medievo su carne estaría reservada solo a los ricos y poderosos.
Con el pasar del tiempo y gracias a los avances en la cría, su carne ha podido llegar a todos los platos, sobre todo plato por excelencia los domingos.
En este artículo, os vamos a dar unos consejos de cómo asar un pollo al estilo de mi madre, usando una rustidera refractaria para que se dore a la perfección.
Hacer un pollo crujiente por fuera y tierno y jugoso por dentro, no es cosa fácil, pero con estas indicaciones va a ser mejor que en MasterChef.
Lo primero en lo que nos vamos a detener es en el interior, ofreciendo a la carne un abundante aderezo, fijándonos principalmente en las pechugas que suelen quedar más secas.
Un aderezo a base de sal, pimienta, zumo de limón, un chorrito de vino blanco y un poco de comino. Podemos dejarle medio limón en su interior antes de ponerlo en la rustidera.
En el exterior y sirviéndote de una manga pastelera, levantar la piel del pollo y con mantequilla suave a medio fundir, ponerla a la altura de las pechugas. Con el calor del horno, se fundirá y se introducirá en la carne aportando jugosidad y un sabor más delicado. Podrías unir la mantequilla a un poco de romero que dará un sabor campestre al mismo.
El resto del pollo lo puedes pintar con AOVE (Aceite de oliva Virgen Extra) haciendo que no pierda humedad.
Empecemos el asado:
Lo ideal es precalentar el horno entre los 180 y 200 grados centígrados y mantener la temperatura durante todo el horneado, que suele durar aproximadamente una hora, dependiendo del tamaño del pollo.
La posición en la rustidera es muy fácil ya que se introduce por la parte de abajo, dejando el pollo como en pie, lo que permite además recoger la salsa que se va generando, con la cual podemos ir regándolo o bien servirlo a parte para que los comensales se la sirvan a su gusto.
Si queremos una piel crujiente debemos de evitar poner sal en la piel (en todo el exterior) ya que no permitiría que se cociera y una vez el pollo esté hecho, subir la temperatura del horno y darle 5 minutos extra.
Este domingo, os veo cocinando, por ello, os dejamos la rustidera a un precio especial de 20 euros en vez de 28 euros.