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Tecnhogar apuesta por materiales reutilizables, como alternativa al plástico, uno de los enemigos que acecha a nuestro planeta. El cambio climático es una amenaza que tenemos que combatir entre todos. Es una realidad que las sociedades actuales debemos tomar conciencia del peligro que supone el calentamiento global. Por eso, tenemos que utilizar medidas que frenen este desastre ecológico.

Entre las medidas más urgentes se encuentran reducir el consumo, en todas sus variantes. Apostar por un consumo responsable y revertir la tendencia de producción industrial serían algunas de las primeras necesidades para llevar a la práctica. La producción sin límites se realiza a través del consumo de combustibles fósiles que, además de ser limitados (reduciendo los recursos del planeta) son muy contaminantes.

Son muchos los animales y las plantas que están desapareciendo y que ya no van a volver a poblar el planeta, con la pérdida de equilibrio del ecosistema que ello conlleva. El sistema se va retroalimentando de manera natural para garantizar la subsistencia de las especies. Y es en ese ciclo de la vida donde están interviniendo factores externos perjudicando su funcionamiento vital.

Pero no solo las especies vegetales y animales están desapareciendo. El aumento de los gases con efecto invernadero, la desaparición de terrenos (por el aumento del nivel del mar y la descongelación de los polos), y fenómenos metereológicos extremos (como las olas de calor y las graves tormentas) son los peligros que estamos viviendo a día de hoy. Razón por las que debemos tomar medidas inminentes.

La silicona, material reutilizable

Tecnhogar está comprometido en la lucha contra el cambio climático. Por eso, en su intento por frenar prácticas poco solidarias con el planeta, ha decidido apostar por los productos de silicona, un material reutilizable, resistente y cómodo para desplazar al plástico. La silicona es un material compuesto de silicio, oxígeno e hidrógeno, flexible y resistente. Y, por supuesto, de alta calidad. Óptimo para aislar del exterior y tapar los alimentos que reservamos para consumir después.

Son adaptables a muchos formatos (disponemos de cuadradas y redondas) y también son versátiles para distintas capacidades. Son ideales para poder tapar desde jarras, tazas o platos hasta cacerolas u otros recipientes más grandes. Altamente recomendables para la conservación de alimentos. Además, son resistentes al calor y fácilmente almacenables. Están libres de BPA y con la certificación FDA y LFGB. Y, sobre todo, reutilizables.