Las tazas de cristal para los niños es nuestro tema de hoy. Septiembre es un mes que significa vuelta para todos. Pero si hay alguien a quien les cuesta especialmente el regreso a la rutina es a los niños. Después de casi tres meses de vacaciones la recuperación de los hábitos es un reto. Los psicólogos recomiendan que sea poco a poco y que sea lo más agradable posible. Un buen incentivo les animará a volver más contentos.
Uno de los métodos educacionales de calado prestigio es el método Montessori. Se caracteriza por plantear un escenario ordenado, estético y real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo del niño. El ambiente donde se mueve el niño ha de proporcionar la independencia del niño hacia la exploración y el proceso de aprendizaje.
Ante estas características, podríamos pensar que el cristal no es el material más adecuado para edades tempranas. Sin embargo, según María Montessori «si no queremos darle a un bebé o a un niño pequeño un vaso de cristal es porque valoramos más el vaso que el proceso de aprendizaje del niño». Por eso, cuando estamos dando a un niño un vaso o jarra de cristal le estamos ofreciendo la oportunidad de aprender que hay que ser cuidadoso con el cristal porque es un material delicado. De esta manera, le estamos tendiendo la mano de nuestra confianza, que es sumamente importante para él.
Tazas y vasos para los niños
Nuestras jarritas de agua son ideales para los más pequeños de la casa. Son manejables para que ellos se sientan independientes. También lo son las tazas, las de colores son las más solicitadas porque cada niño aprende a identificar la suya por el color. Son perfectas tanto para agua, como para refrescos. Y las jarras con tapa son las más recomendables para los zumos, la leche o el té. No nos olvidamos de los vasos, también de colores, para los almuerzos y cenas diarias.
Tenemos muchos más utensilios de cocina de vidrio con los que los niños han de familiarizarse. Cocinar con ellos es una forma más que recomendable para hacerles sentir seguros y confiados. Podemos empezar por tareas diarias fáciles en las que puedan implicarse, como servir la fruta cortada en trocitos en boles de cristal. Preparar un bizcocho casero en moldes adecuados y resistentes para introducir en el horno, etc. Cualquiera de estas actividades supondrá una vuelta al cole mucho más placentera.